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Información: ¿La tecnología nos vuelve más tontos?

  • ArgosIs-Internacional
  • 30 jul 2016
  • 4 Min. de lectura

La inteligencia artificial ha llegado. Las computadoras actuales son más exigentes y agudas: pueden sentir el ambiente, desenredar problemas, emitir juicios sutiles y aprender de la experiencia. No piensan en la manera en que pensamos; pero pueden replicar muchos de nuestros talentos intelectuales más preciados.


Nuestra creciente dependencia de la automatización de la computadora puede estar cobrando un precio muy alto. Evidencia preocupante sugiere que nuestra propia inteligencia se está marchitando mientras nos volvemos más dependientes de la variedad artificial. En vez de levantarnos, el software inteligente parece estar hundiéndonos.


No todo ha cambiado


Las computadoras no están acabando con todos los trabajos realizados por personas con talento, sin embargo, sí están cambiando la forma en que el trabajo se hace. En 2007, mientras trabajaba en su tesis doctoral en la Facultad de Ingeniería de la Universidad de Cranfield, el Dr. Matthew Ebbatson llevó a cabo un experimento con un grupo de pilotos de líneas aéreas. Ellos tenían que realizar una maniobra difícil en un simulador (dirigir un jet Boeing en vuelo con un motor dañado para un aterrizaje en un clima áspero) mientras medía sus habilidades, tales como la precisión con la que se mantienen la velocidad aerodinámica del avión.


Cuando comparó las lecturas del simulador con los registros de vuelo reales de los aviadores, encontró una estrecha relación entre la habilidad de piloto y la cantidad de tiempo que el piloto había pasado recientemente volando aviones manualmente.


Incluso un ligero deterioro en la capacidad de vuelo manual, puede significar un riesgo: un piloto oxidado tiene más probabilidades de cometer un error en caso de emergencia. Errores experimentales relacionados con la automatización han sido implicados en varios desastres aéreos recientes.


La práctica hace al maestro


El filósofo Hubert Dreyfus, de la Universidad de California, Berkeley, escribió en 2002 que la experiencia humana se desarrolla a través de "la experiencia en una variedad de situaciones, todo visto desde la misma perspectiva pero que con diferentes decisiones tácticas." En otras palabras, nuestras habilidades se vuelven más nítidas solo a través de la práctica, al usarlas con regularidad para superar diferentes tipos de retos difíciles.


El objetivo del software moderno, por el contrario, es facilitar nuestro camino a través de este tipo de desafíos. Con el auge de los registros electrónicos de salud, los médicos confían cada vez más en las plantillas de software para guiarlos a través de los exámenes de pacientes. Los programas hacen que la medicina sea más rutinaria y los médicos se distancian de sus pacientes.


En un estudio realizado en 2007 en el estado de Nueva York, el profesor Timoteo Hoff entrevistó a más de 75 médicos de atención primaria que habían adoptado sistemas computarizados. Los médicos consideraron que el software fue empobreciendo su comprensión de los pacientes, disminuyendo su "capacidad para tomar decisiones informadas acerca de diagnósticos y tratamiento."


Incluso los oficios creativos están sufriendo cada vez más: el diseño asistido por computadora ha ayudado a los arquitectos a construir edificios con formas y materiales inusuales, pero esto podría amortiguar la sensibilidad estética.


¿Qué dice la Psicología?


Los estudios psicológicos han encontrado que trabajar con las manos es mejor para el desbloqueo de la originalidad de los diseñadores, lo que permite que se expanda su memoria de trabajo y fortalece su sentido del tacto.


Cuando el software se hace cargo, las habilidades manuales disminuyen. En su libro "La Mano Pensamiento", el arquitecto finlandés Juhani Pallasmaa sostiene que la dependencia excesiva a los equipos hace que sea más difícil para los diseñadores apreciar los cambios más sutiles. "La falsa precisión y aparente finitud de la imagen de la computadora" estrechan la perspectiva de un diseñador, escribe.


Cuando los diseñadores de sistemas comienzan un proyecto, primero se consideran las capacidades de las computadoras, con un ojo puesto en la delegación de la mayor cantidad de trabajo posible para el software. Al operador humano se le asigna lo que sobra, que por lo general consiste en tareas relativamente pasivas, tales como la introducción de datos y el seguimiento del trabajo.


Hay una alternativa: La automatización centrada en el hombre


En "la automatización centrada en el hombre," el talento de las personas tiene prioridad. Los sistemas están diseñados para mantener al operador humano en lo que los ingenieros llaman "el bucle de decisión", el proceso continuo de acción, la retroalimentación y el juicio de decisiones. Eso mantiene atentos y comprometidos a los trabajadores y promueve el tipo de práctica desafiante que fortalece las habilidades.


En este modelo, el software desempeña un papel esencial pero secundario: se hace cargo de las funciones de rutina que un operador humano ya ha dominado, emite alertas cuando surgen situaciones inesperadas, ofrece información fresca que amplía la perspectiva del operador y contrarresta los prejuicios que a menudo distorsionan el pensamiento humano. La tecnología se convierte en socio del experto, no reemplazo del experto.


Empujar la automatización en una dirección más humana no requiere avances técnicos, requiere un cambio en las prioridades y un enfoque renovado sobre las fortalezas y debilidades humanas. En contabilidad, medicina y otras profesiones, el software podría ser mucho menos intrusivo, dando a la gente espacio para ejercer su propio juicio antes de tomar decisiones basadas en sugerencias derivadas algorítmicamente.


Uno de los ejemplos más interesantes de este enfoque se conoce como la automatización adaptativa. Emplea sensores de vanguardia y algoritmos interpretativos para monitorear los estados físicos y mentales de las personas, y a continuación, utiliza esa información para cambiar las tareas y responsabilidades entre el hombre y la computadora.


Cuando el sistema detecta que un operador está luchando con un procedimiento difícil, asigna más tareas a la computadora para liberar al operador de distracciones. Pero cuando se detecta que el interés del operador está disminuyendo, aumenta la carga de trabajo de la persona para captar su atención y desarrollar sus habilidades.


Si dejamos que nuestras propias habilidades se desvanezcan por confiar demasiado en la automatización, vamos a volvernos menos capaces, menos resistentes y más serviles a nuestras máquinas. Vamos a crear un mundo más adaptado a los robots que a nosotros.


FUENTE: The Wall Street Journal


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