top of page

Argentina: Neoliberalismo y Consenso de Washington

  • xConrado Yasenza*
  • 17 ene 2017
  • 6 Min. de lectura









Las políticas de estabilidad en el déficit fiscal, el endeudamiento externo, el tipo de cambio competitivo, la apertura comercial, la privatización de empresas del Estado; el quiebre del sistema público y solidario de jubilaciones y su privatización mediante transferencias económicas del Estado a las AFJP; la destrucción de los sistemas de salud y educación pública; todo ello ocurrió en los menemistas años 90. Aquellos que lo niegan, trazando falsos atajos o interpretaciones basadas en el apotegma del no cumplimiento pleno de los esenciales 10 puntos, vuelven hoy a la carga con un procedimiento similar. Ese absoluto decálogo no desplegado en forma total, es reemplazado por la negatio Cambiemos, que además de rechazar – como si se tratara de un oscuro pasado que condena - su pertenencia ideológica e identitaria, sostiene que con el nuevo gobierno comienza la historia que no se repetirá como tragedia porque esta vez se hará bien todo lo que en tiempos pretéritos, en los años 90 antes de Cambiemos, se hizo con “desprolijidades”.




El gobierno de la Nueva Alianza del presidente Mauricio Macri, no pierde la oportunidad para declarar que el espejo en el que busca su añorado reflejo es la economía libremercadista chilena, logro supremo del sangriento dictador. Una economía en la cual la salud, la educación y el trabajo no son derechos universales, sino privilegios para pocos. Una economía que todo lo importa porque su idea no es la producción industrial. Un modelo cerrado para tradicionales castas de privilegio. Ese es el modelo, aunque mencionen otros países como Australia, al que Macri y el mejor equipo de los últimos 50 años, nos conduce. En una operación semántica de remplazo lingüístico, y siguiendo el precepto Hayek, Cambiemos-PRO prefiere una economía de liberalización del mercado, de achicamiento del Estado y de restricción de derechos, a la creación de falsas ilusiones de igualdad que generan las inclementes democracias populistas.





La Nación, el diario que tiene en Pagni a su columnista más agudo, sorprendió el pasado 8 de Enero con una nota de tapa que traspasó la ya arrasada pretensión de objetividad esgrimida por el periodismo profesional. Título: "Fuerte aval a Macri de los formadores de opinión y buenas expectativas para 2017". Bajada: "Según una encuesta de Poliarquía para LA NACION entre académicos, empresarios y periodistas, 71% aprueba la gestión presidencial y 73% cree que este año la situación será mejor que en 2016.". Al recorrer la nota, el lector esperaba hallar los nombres de ese prestigioso grupo de formadores de opinión. Allí la sorpresa: Ningún nombre. ¿Preocupación por cómo los almirantes de la fragata de los negocios financieros perciben los devaneos presidenciales? La doctrina de memoria rasgada milita, pero se cubre también.



El neoliberalismo es el nombre falso del capitalismo. El odio, el desprecio por la otredad, por el otro humano, la condición de mercancía usable y desechable que el capitalismo le atribuye al hombre, es el verdadero rostro de lo que llamamos hoy neoliberalismo. Ese odio - que es de clase- es portador de una trama lingüística que organiza un modo de pensar, y que los medios de comunicación transforman en el sentido común de una cultura uniforme. Es la lengua del desprecio, del rechazo intenso y voraz. Es la urdimbre de una memoria política que hoy se expresa en las construcciones gramaticales de la inquina que habita en Cambiemos. La alusión a la animalidad del mundo plebeyo - que en la lengua del Patrón, que es Macri, no tiene pies sino patas - que logró mejorar su calidad de vida: “Si en invierno estás en remera y en patas, estás consumiendo energía de más". “La grasa militante” de Alfonso Prat Gay. Javier González Fraga y sus dichos sobre las políticas sociales kirchneristas que “le hicieron creer a un empleado medio que podía tener celular e irse de vacaciones al extranjero”; es María Eugenia Vidal y la justificación del aumento de un 40% en las tarifas de los servicios públicos: “Era mentira que podían tener calefacción y electricidad sin tarifas reales”; Juan José Aranguren proponiendo no usar el auto si el combustible es caro; el diputado radical Julián Dindart y las humillantes declaraciones sobre las mujeres, los embarazos y los subsidios: "Todas las mujeres que reciben la asignación por hijo buscan tener algún otro para tener un poco más de dinero"- antes dicho por el monstruoso Miguel del Sel.




Comments


Publicaciones Recientes
Categorías
bottom of page