MATERIAL DE ESTUDIO* ‘AGENCIA DE INFORMACION ARGOS IS-INTERNACIONAL EN LA RED’ ME: Miami: Por dec

MATERIAL DE ESTUDIO: MIAMI… ARGOSIS: ENERO 17 DE 2017…

xFABIOLA SANTIAGO

fsantiago@miamiherald.com

CAYO HUESO

Miami, Florida, EE.UU…

Desde mi ventana veo el mar que ha traído a miles de cubanos a estas orillas desde hace seis décadas. Oscurece poco a poco y desaparece en la distancia mientras participo en una conferencia de prensa telefónica convocada a la carrera por la Casa Blanca.

En las postrimerías de su período, el presidente Barack Obama ha puesto fin a la controversial política de “pies secos, pies mojados” que otorgaba a los cubanos que tocaran territorio estadounidense, ya fuera por mar o en la frontera, la entrada automática al país.

El radical cambio es efectivo de inmediato, y me pregunto: ¿Cuántos cubanos están ahora mismo arriesgando la vida en esas aguas oscuras, para entonces llegar mañana, o pasado mañana –si es que logran llegar– a un país que de pronto les ha cerrado la puerta?

Aunque uno supiera que esta problemática política tenía que terminar, para los cubanos y los cubanoamericanos, el fin de los privilegios de inmigración de que han disfrutado durante décadas, es un final amargo. ¿Seguirán llegando los cubanos que huyen del opresivo régimen de Castro, pero ahora, en vez de arribar con alegría en público, tendrán que ocultarse en las sombras como otros inmigrantes?

Bajo las nuevas reglas, a los cubanos los tratarán como a cualquier otro inmigrante, y cuando lleguen a tierra, sólo los autorizarán a quedarse si pueden probar que son perseguidos políticos. El tener miedo generalizado del régimen de Castro no es suficiente. La persecución tiene que ser específica, sistémica, es y difícil de probar, incluso para un abogado de inmigración. Esa es la razón por la que la mayoría de los cubanos interceptados en el mar son repatriados, y la razón por la que saltan de sus embarcaciones y tratan de llegar a tierra como si la vida le fuera en ello.

Porque sí les iba. Pero eso se acabó.

“Que esto suceda la semana antes de que termine su presidencia me dice que hay algo más”, me dice el abogado miamense Rafael Peñalver. “Esto es algo que Cuba ha pedido desde hace mucho tiempo. Para ellos es importante que los cubanos sean tratados como cualquier otro inmigrante. Pero también es una válvula de escape que se cierra y que pudiera llevar a un aumento de la disidencia interna. El camino a Estados Unidos se ha cerrado”.

Sin embargo, agregó con preocupación: “Es muy fácil decir esto en Estados Unidos. Si yo estuviera en Cuba, me encantaría que siguiera existiendo esa política de bienvenida que me recibe con los brazos abiertos”

Pero la política –implementada por el gobierno del presidente Clinton después de la crisis de los balseros de 1994– había tomado un rumbo oscuro en tiempos recientes.

Algunos cubanos, desesperados por llegar a tierra, se armaban con cuchillos y trataban de evitar que los guardacostas los detuvieran antes de llegar. Se sospecha que una mujer embarazada se baleó a sí misma para obligar a las autoridades a autorizarle la entrada para llevarla a un hospital, en vez de repatriarla. Y algunos recién llegados se han involucrado en conocidos casos de estafa al Medicare, tráfico de marihuana y otros delitos.

Peor aún, se han perdido muchas vidas en el mar, y en los últimos años en el recorrido a través de siete países latinoamericanos para llegar a la frontera de Estados Unidos después de que el régimen de Castro les permitiera salir del país libremente. ¿Quién puede olvidar las palabras de una mujer de Miami que perdió a su hermano a manos de traficantes violentos?

“Con el dinero de la venta de la casa de mi madre, hemos comprado la muerte de mi hermano”, se lamentó.

Sin embargo, muchos sí lo logran: 40,000 cubanos recibieron el parole en el año fiscal 2015 y 54,000 en el 2016, según funcionarios del gobierno.

“A final de cuentas, Obama ha sido un presidente antiimigrante”, dice María de los Ángeles Torres, profesora de Estudios Latinoamericanos y Latinos en la Universidad de Illinois. “Él no lo entiende… Es algo muy raro que lo haga al final de su gobierno. Muestra la falta de entendimiento de los matices de lo que sucede en Cuba”.

El fin de este capítulo de la historia de la inmigración cubana viene con rasgos de tristeza. Se siente aquí, tan cerca del mar, de las orillas que fueron el epicentro del éxodo del Mariel en 1980, cuando 125,000 cubanos llegaron en cinco meses.

“La gente queda ahora vulnerable a la deportación”, dijo Torres. “La preocupación para nosotros fuera de Miami, los que no estamos envueltos en la retórica de la Guerra Fría, es lo que esto significa en términos de derechos humanos. Las personas no se van de su país porque estén bien allí. Buscan una mejor vida, y cerrar estas oportunidades es una pérdida. Nos hace menos estadounidenses”.

Y eso sí es algo que lamentar.

Fabiola Santiago: fsantiago@miamiherald.com, @fabiolasantiago

Fuente: http://www.elnuevoherald.com/opinion-es/opin-col-blogs/fabiola-santiago-es/article126531069.html

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