Villa Clara-Cuba: Pasando el Niágara en bicicleta, pero por no tenerla
- xLic. Arturo Chang (MF-Cuba).
- 11 feb 2017
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VILLA CLARA-CUBA… ARGOSIS: FEBRERO 10 DE 2017…
xLic. Arturo Chang (MF-Cuba).
Colaborador.
ArgosIs-Internacional…
Lo que en la dura década de los 90 del siglo pasado pareció que venía para quedarse… ha tenido otra historia...
Hubo generaciones en Cuba que en su niñez consideraron la bicicleta como un juguete, hasta que su escasez a mediados de los 60 del siglo pasado fue cambiando esa percepción.
En aquellos primeros tiempos, no todos los pequeños podían tener ese artefacto sencillo de dos ruedas impulsadas por la fuerza humana ejercida por las piernas sobre una rueda dentada que transmite el movimiento a través de una cadena. Por eso, abundaban quienes esperaban la bicicleta el Día de Reyes, 6 de enero, y al no recibirla planeaban portarse mejor en el próximo año para merecer el regalo.
Llegó un momento en que ni teniendo el dinero era posible adquirir el también llamado ciclo, pues el cerco tendido por el gobierno norteamericano obstaculizaba su entrada al país, y entonces fue dejando de estar entre las aspiraciones infantiles.
De pronto, cuando la situación era más complicada por la pérdida intempestiva del mercado del campo socialista de Europa del Este, que cayó en un abrir y cerrar de ojos, se promovió el uso masivo de la bicicleta como medio de transporte en la Mayor de las Antillas.
Hace un par de años, en Bicicleteros hablamos de cómo los choferes se refieren a los ciclistas en términos despectivos, y desde entonces la situación de ese equipo se ha ido agravando por el desgaste de las piezas y el cada vez mayor precio que cobran por su reparación, mientras que nadie habla siquiera de adecuar las normas de tránsito a la presencia de los ciclos.
La masiva importación desde China de las Fliying Pigeon y Forever fue complementada con artefactos obtenidos en la industria local. Pero hoy, a más de dos décadas de distancia, raramente queda alguna de las nacionales, aunque las asiáticas todavía suelen verse en cantidades que se van reduciendo en favor de las pocas importadas individualmente o adquiridas en divisa en el mercado interno.
Esa avalancha de ciclos en todas las vías cubanas transcurrió en los 90 del siglo pasado, cuando los vehículos para la transportación de cargas y pasajeros disminuyeron drásticamente, tanto por vía férrea como por carretera.
Muchos aceptamos las bondades de un medio ecológico y antisedentario para resolver la humana necesidad de trasladarnos de un lugar a otro, y admitimos que no fuera transitorio, sino que se quedara para siempre, aun cuando hubiera suficientes vehículos automotores.
Con la bicicleta no debiera ocurrirnos que nos acordemos de ella como de Santa Bárbara: solo cuando truena. No obstante, todo indica que nos hemos olvidado de ella, pues, en la práctica y durante años, no se reponen ni tienen un adecuado soporte de piezas de repuesto.
Abundan los que diariamente pasan “el Niágara en bicicleta” por la falta de transporte o dinero para pagarlo a tan altos precios, pero fueran menos si tuvieran una bicicleta, muy propicia cuando se tienen buenas condiciones físicas y, además, no llueve ni hace fuertes vientos, lo cual ocurre durante muchos de los 365 días del año.
Fuente: http://www.cubahora.cu/blogs/el-foro/pasando-el-niagara-en-bicicleta-pero-por-no-tenerla#formulario
*Lic. Arturo Chang… Graduado en Periodismo y Ciencias Sociales en la Universidad de La Habana, Cuba-1972/1986... Columnista de la sección «A la vista» Periódico Vanguardia, Villa Clara, Cuba… Colaborador de la Agencia de Información ‘ArgosIs-Internacional’ (www.argosisinternacional.com)…
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