Cuba: Villa Clara: La papa caliente y la libreta

CUBA-VILLA CLARA… ARGOSIS: MARZO 04 DE 2017…

xLic. Arturo Chang (MF-Cuba).

Colaborador.

ArgosIs-Internacional…

El presidente Kennedy compró H. Upmann al por mayor, y después provocó que los cubanos crearan un mecanismo de protección al consumidor vigente en la actual cosecha de papa...

Cuentan que días antes de firmar la disposición de bloquear a Cuba en febrero de 1962, el Secretario de Prensa, Pierre Salinger no compró mil tabacos H. Upmann como le encargó el presidente John F. Kennedy, sino 201 por encima de la cifra solicitada.

Por supuesto que el mandatario estadounidense no hizo la abultada adquisición para luego revenderlos a mayor precio, sino para garantizar la disponibilidad de su marca preferida y fumar sin violar prohibiciones que perduran ya más de medio siglo.

Cuando se corrió la noticia de que el presidente yanqui había rubricado el cortar suministros a la Mayor de las Antillas, en el pueblecito costero espirituano de Casilda se desataron compras tan abultadas como las de Kennedy, pero no de tabacos, sino de todo tipo de productos.

Pronto los lugareños se dieron cuenta de que también en otros lugares estaban almacenando para enfrentar una escasez gigantesca, pues al ir de compras a Fomento, Sancti Spíritus, Cienfuegos y otras ciudades cercanas, se encontraban el mismo panorama.

Y no fueron solamente los clientes quienes se lanzaron nerviosamente a comprar, sino que también los comerciantes ocultaban mercancías que después aparecían por doquier a precios elevadísimos.

Dos años antes de la decisión de Kennedy, cuando apenas faltaban unos días para terminar el primer mes de 1960, en el ambiente de los comerciantes privados fue cotidiano hablar de una ley contra la especulación mercantil, la 697 de Protección al Consumidor, para evitar el encarecimiento injustificado de los productos.

El ámbito en que actuaba la 697 era insuficiente, y por eso, antes de que el acaparamiento sobrepasara los límites, el 12 de marzo de 1962 se crea la Junta Nacional para la Distribución de los Abastecimientos y se implanta el racionamiento de productos básicos para proteger los intereses de la población consumidora y garantizar alimentos básicos para todos por igual.

Casi un año después, el 12 de julio de 1963, al crearse las Oficinas de Control y Distribución de Alimentos (OFICODA), cada núcleo familiar recibió la libreta que después fue acompañada por otra para prendas de vestir y calzar, que también fueron regulados para que cada cual recibiera lo mismo, a precios controlados centralmente.

En sus 54 años de existencia, La libreta ha sido mirada desde muchos puntos de vista, denostadas por unos, adorada por otros, odiada también, incluyendo el desprecio de quienes injusta y erróneamente la consideraron la causa de todos los males.

No obstante, cuando hace unos años, crecían los clamores por desaparecerla, los denominados consumidores, usuarios o clientes, sobre todo los más humildes, obligaron a paralizar su proceso de defunción, al darse cuenta de que solo pagamos el 12 por ciento de lo que cuestan los alimentos adquiridos por esa vía.

Y cada vez que ha habido coleros marcando decenas de veces para comprar, acaparar y especular, no son pocos los que han soltado la Papa Caliente de exigir que alguien ponga orden, lo mismo en la cola que en la actividad comercial.

En no pocas localidades la Policía ha restablecido la normalidad en las filas de clientes desorganizados por elementos que como papa podrida echan a perder a todos. Ahora en la actual cosecha papera y mientras la producción sea baja, corresponde el turno de actuar a La Libreta, como en sus tiempos juveniles.

Fuente: http://www.cubahora.cu/blogs/el-foro/la-papa-caliente-y-la-libreta

*Lic. Arturo Chang… Graduado en Periodismo y Ciencias Sociales en la Universidad de La Habana, Cuba-1972/1986... Columnista de la sección «A la vista» Periódico Vanguardia, Villa Clara, Cuba… Colaborador de la Agencia de Información ‘ArgosIs-Internacional’ (www.argosisinternacional.com)…

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