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Análisis: ¿Quién llora por el patrimonio religioso serbio destruido por terroristas albaneses en Kos

  • xAleksandar Podunavac Milic* (Chile)
  • 24 abr 2019
  • 12 Min. de lectura

ANALISIS… ARGOSIS: ABRIL 17 DE 2019…


xAleksandar Podunavac Milic* (Chile)

Director Regional General

ArgosIs-DRG Unión Europea


Después de los continuos bombardeos que duraron dos meses y medio entre finales de marzo y el 10 de junio de 1999, fue firmado un convenio entre la República de Yugoslavia y la OTAN, en Kumánovo, que debía llevar paz y seguridad a Kósovo. De acuerdo con dicho convenio, el ejército yugoslavo abandonó Kósovo y, en su lugar, llegaron los “pacificadores” de la OTAN y la ONU; de acuerdo con el convenio de Kumánovo, éstos tenían la obligación de conservar la paz y asegurar la tranquilidad de todos los grupos étnicos en Kósovo hasta la aplicación definitiva de la resolución 1244 CS ONU.


Desde 1999 se inició otro proceso, esencialmente contrario: una abierta limpieza étnica en la mencionada región sureña, con la consiguiente aniquilación de lo serbio. En lo que se considera la cuna de la historia y la espiritualidad serbias (donde se encuentran más de mil 300 iglesias y monasterios, así como el eje histórico de la Iglesia serbia), hoy casi no quedan serbios. Un ejemplo: en Priština, antes de la llegada de la OTAN, vivían 40 mil; hoy no hay más de doscientos y viven aislados, sin libertad de movimiento: no sólo no cuentan con fuentes de trabajo, sino que, por ejemplo, el poder civil internacional y albanés a menudo apaga la luz eléctrica de los serbios de Kósovo, justificando estas medidas con la falta de la energía y por la falta de pago de los recibos. Cuando la Compañía Eléctrica de Serbia declaró que abastecería gratuitamente la cantidad necesaria de energía eléctrica a la provincia autónoma de Kósovo, la propuesta fue rechazada por la OTAN y el grupo de poder pro albanés: todo esto ha implicado la progresiva y acelerada pauperización de los serbios kosovares.


Las formaciones paramilitares albanesas, conocidas como Ejército Liberador de Kósovo, iniciaron asesinatos de serbios, quema de casas, destrucción de aldeas y violación de mujeres, así como el saqueo de la herencia espiritual y cultural serbio. Entre el 10 de junio de 1999 y 2008, han sido asesinados más de mil 200 serbios, obligados a emigrar cerca de 230 mil, incendiados 150 monasterios e iglesias fundados desde el Siglo Xll y profanados varios panteones (muchos se han convertido en basureros, las tumbas están excavadas y dispersadas las osamentas; los ojos de los difuntos, en las fotografías de los sepulcros, han sido grabados burlonamente; las cruces se encuentran rotas y proliferan los grafiti ofensivos en albanés). Baste recordar el caso de los disturbios, en la primavera de 2004 (17-18 de marzo), cuando varios grupos de albaneses asesinaron a doce serbios, hirieron a 120 y desterraron a 4 mil de los muchos enclaves profundos en Kósovo; además, derribaron treinta y cinco monasterios e iglesias, cerca de mil casas y cien aldeas serbias.


La estimulación de los sentimientos nacionalistas desde un parapeto religioso ha sido algo permitido y estimulado soto voce por Estados Unidos y la OTAN en Kósovo. Ésa resulta una de las mejores estrategias para alimentar el deseo de separarse de un país bajo la reivindicación de “afrentas” ancestrales. Así, en Kósovo, el fomento de un sentimiento anti serbio ha estallado en acciones directas contra la población serbia y en atentados contra edificaciones religiosas ortodoxas, parte sensible de la cultura no musulmana y no católica en la región (para entender el alcance de esos actos, bastaría con imaginar la conmoción causada por la destrucción de las Basílicas de Guadalupe a manos de un grupo belicoso opuesto al catolicismo, en el caso ficcional de que la Delegación Gustavo A. Madero pretendiera declarar su autonomía de Ciudad de México).


Desde que la alianza de la OTAN (integrada por muchos de los países firmantes de la Convención de la Haya, en 1954) intervino en Kósovo, se toleraron amenazas y daños al patrimonio cultural serbio en tierra kosovar. Las consecuencias aún son incalculables: monasterios e iglesias, que nunca fueron metas estratégicas, tampoco tuvieron el debido resguardo como bienes espirituales y culturales. Así, se toleró que los extremistas albaneses, encabezados por el Ejército Liberador de Kósovo, además de los asesinatos, secuestros y violación de la población serbia, saquearan, incendiaran y minaran las iglesias ortodoxas, los monasterios y otros objetos eclesiásticos.


En la historia del pueblo serbio, los templos de Kósovo y Metojia constituyeron la parte más importante de su ascenso en la primera mitad del Siglo XlV. Los reyes y sacerdotes, junto con el pueblo, erigían y adornaban iglesias, monasterios y las grutas-celdas. Asimismo, en Kósovo se encontraba todo un complejo de las residencias de la Corte en las que muchos reyes serbios vivían, se casaban y recibían a las delegaciones extranjeras.


Para la construcción de palacios y monasterios, los reyes y dignatarios eclesiásticos serbios contrataban a los mejores maestros, generalmente de Salónica. El Patriarcado de Pec, los monasterios Decani, Gracanica, Bogorodica Ljeviska y Sveti Arhangeli fueron considerados monumentos culturales valiosos más allá de su uso religioso por historiadores del arte y especialistas en estética de la Edad Media: los frescos, iconos y reliquias eclesiásticas eran obras de tal valor que pertenecían a la cima del cristianismo oriental y del arte europeo y mundial. En ningún lugar del mundo existía, en un espacio tan pequeño, tal número de monumentos. En Kósovo y Metojia fueron identificados mil 500 bienes culturales, de los que quinientos gozaban de la protección jurídica de la República de Serbia y sesenta y siete fueron proclamados como bienes de importancia extraordinaria. En los espacios de Kósovo y Metojia, los monasterios son lugares sagrados y de oración. Asimismo, por su arquitectura y la riqueza de la pintura de los frescos que contenían, representaban uno de los alcances artísticos más altos de Europa en el momento de ser creados, valor que no han perdido. Hay algo que resulta atrozmente curioso: desde que el control regional fue tomado por parte de las fuerzas de la KFOR, (Kosovo Force), fue destruido el mayor número de iglesias, monasterios y otros objetos eclesiásticos pertenecientes al pasado milenario de la Iglesia ortodoxa serbia, no se diga el atentado contra personas de la Iglesia, como el sufrido por el monje Hariton, del monasterio Sveti Arhandjel, cerca de Prizren, y el monje mayor Stefan, padres espirituales del monasterio Budisavci: fueron secuestrados y, luego, asesinados. Sin embargo, el clero serbio, con el patriarca Pavle y el patriarca a cargo, junto con los monjes, monjas y servidores del patriarcado de Raška-Prizren, se quedaron en Kósovo y Metojia, no obstante haber tenido que emigrar a otros monasterios.


Los ejemplos que siguen con los que se corre el riesgo de elaborar una aburrida lista de la destrucción superan los incidentes de “en Kósovo sólo fueron destruidos unos cuantos adoratorios ortodoxos”, según declaración de Hari Holkeri, comandante en jefe de la unmik y en todos se aprecia una secuencia semejante: irrupción, saqueo, profanación, demolición, incendio, desalojo del material demolido para destruir las evidencias y colocación de minas. La actividad descrita, una prolongada Kristallnacht auspiciada por los grupos pro albaneses, y protegida y disimulada por las fuerzas de la ONU y la OTAN, parece una advertencia dirigida hacia la población serbia: “váyanse de aquí, pues ustedes no están seguros”.


El monasterio de Sveta Trojica, en la colina Rusinica arriba de Mušutište, del siglo XIV, fue destruido hasta sus cimientos. Después de la llegada de las fuerzas alemanas de la KFOR, a mediados de junio de 1999, los extremistas albaneses despojaron y demolieron la iglesia, y la minaron entre el 10 y el 17 de julio de 1999; asimismo, fueron quemadas las posadas del monasterio, en las que había una valiosa biblioteca y una colección de iconos. También en Mušutište, fue quemada y luego minada la iglesia Uspenje Presvete Bogorodice, del año 1315, fundada por el administrador superior de la corte de los bienes del rey Dragoslav, cuyos frescos fueron hechos por los mejores maestros del siglo XIV. A finales de junio, la iglesia fue saqueada y demolida y, a principios de julio de 1999, los restos fueron minados: la casa parroquial y la casa del sacerdote corrieron con la misma suerte. El monasterio de Sveti Marko en Koriša, cerca de Prizren, fue construido y, en parte, pintado en 1457. Después de la llegada de las fuerzas alemanas del KFOR, los nacionalistas albaneses lo saquearon, incendiaron y minaron.


El monasterio Binac (ubicado en la región que estuvo bajo control de las fuerzas estadunidenses del KFOR), fue terminado en el siglo XIV y fue sede obispal desde la época del emperador bizantino Basilio Segundo (976-1025). Sus pinturas al fresco procedían de dos períodos: las más tempranas eran del siglo XVI. El 23 de junio de 1999 fue incendiada la posada del monasterio y luego la iglesia de Sveti Arhangel Mikhail. En el complejo del monasterio Binac, donde los albaneses degollaron a un monje en 1877, fueron destruidos varios sepulcros y luego se prendió fuego al monasterio. En el territorio controlado por las fuerzas estadunidenses, también fueron incendiados y minados dos monasterios más del siglo XIV: el de Sveti Uroš con la iglesia de Uspenje Presvete Bogorodice (fundado por la emperatriz Jelena), que se encuentra en la aldea Šarenik, cerca de Gornje Nerodimlje, y la Sveti Arandjeo , también cerca de Gornje Nerodimlje. En la iglesia de Sveti Arandjeo, había frescos de los siglos XIV y XV, y frente a la puerta de este monasterio estaba el pino negro plantado por Dušan (quien luego sería rey) en 1336. El pino fue cortado y quemado, y destruidos los sepulcros en el panteón del monasterio.


La iglesia de la aldea Slovinje, cerca de Lipljane, del siglo XVI, se encontraba a setenta metros de la base de las fuerzas estadunidenses del KFORS: fue demolido por extremistas albaneses entre el mes de junio y el 17 de julio de 1999; luego fue minado junto con las posadas del monasterio. De este templo medieval sólo quedó la gran campana, que fue trasladada al monasterio del patriarcado de Pec.


La iglesia dedicada a Vavedenje Presvete Bogorodice en Dolac, cerca de Klina, fue erigida en el siglo XIV. Tenía dos capas de pintura al fresco: una del siglo XIV y otra, al ser renovada, de 1620. Un poco después de la llegada de las fuerzas italianas de KFOR, en septiembre de 1999, la iglesia y las posadas del monasterio de Dolac fueron minadas y destruidas hasta los cimientos. Las iglesias vecinas en Klina y Djurkovac no corrieron con mejor suerte. En la aldea de Drsnik, cerca de Pec, fue minada la iglesia del siglo XV: había sido renovada completamente en los años setenta del siglo XVI, cuando fue pintada con frescos.


Durante las negociaciones entre serbios y albaneses en Viena, anteriores a 2007, los segundos se negaron a enjuiciar a quienes fueron acusados de cometer crímenes contra los serbios kosovares; un destino similar corrieron las discusiones acerca del regreso de 230 mil refugiados serbios de Kósovo, de la reconstrucción de las iglesias, monasterios, panteones, casas y departamentos serbios destruidos; y de las garantías para asegurar las libertades básicas de todos los kosovares: el tema albanés era el de la secesión de Kósovo. Los responsables de los crímenes no han sido llevados a juicio ni arrestados, algo que sí ocurrió en los casos de Milosevic y algunos militares serbios y croatas.


Esta aparente ambigüedad se esclarece con el recuerdo de la aparición del primer Anastasio Somoza, en Nicaragua: cuando a Woodrow Wilson se le comentó que el dictador centroamericano era un hijo de puta, el presidente estadunidense replicó: “S, lo es, pero es mi hijo de puta.” alentados por esta “incertidumbre” política y como si se tratara de talibanes, los manifestantes albaneses gritaron consignas amedrentadoras durante las sangrientas concentraciones en Priština, a principios de 2007, aludiendo al resto de las iglesias, monasterios y personas serbios: “¡Destruir! ¡Destruir!”: en tiempos de un multiculturalismo proclamado por la Unión Europea, parece que, por “negligencia”, se apoya la fundación de un Estado cuya pretensión es la de ser obstinada y puramente musulmán.


¿No será que la causa de la promoción de un nuevo Estado en los Balcanes se debe a la protección de una casi desconocida base militar estadunidense que, a su vez, fue destinada a proteger otros intereses? La “independencia” de Kósovo ha sido interpretada bajo la perspectiva del derecho de autodeterminación de los pueblos, sin considerar fenómenos como los flujos migratorios en los Balcanes, el estatuto habitual de las minorías en cualquier país democrático y el expansionismo militar de Estados Unidos en Europa Oriental.


Desde que Kósovo fue convertido en un protectorado internacional, surgió Camp Bondsteel, la mayor base militar de Estados Unidos fuera de sus fronteras desde la guerra de Vietnam: situada al sur de Priština, su construcción comenzó en junio de 1999, cuando las fuerzas armadas estadunidenses se apoderaron de 400 mil hectáreas de propiedad privada. Sintomáticamente, Bondsteel se construyó cerca de donde pasarán el futuro Oleoducto Transbalcánico (Ambo) y otras vías energéticas, que están construyendo Halliburton Oil y su filial Brown & Root Services, cuya fortuna ha crecido vertiginosamente desde 2001 gracias al intervencionismo estadunidense en el extranjero, patrocinado por George W. Bush. Sus inevitables compañeros son las bases militares, el tráfico de armas, la droga, la prostitución y el petróleo, además de las guerras interétnicas.


Bondsteel, entre Kósovo y Macedonia, cuenta con veinticinco kilómetros de carreteras y trescientos edificios, está rodeado por un perímetro de catorce kilómetros de terraplenes y muros de hormigón, ochenta y cuatro kilómetros de alambradas y once torres de vigilancia, donde están destacados más de 7 mil soldados estadunidenses. Se divide en tres distritos, dos de ellos bajo tierra. La parte de la superficie tiene centros comerciales, una zona deportiva con terrenos de futbol y gimnasios, capilla, biblioteca y un hospital bien equipado, para uso exclusivo de los soldados estadunidenses.


La zona que rodea a la base es muy pobre, con tasas de desempleo cercanas al ochenta por ciento desde 1999, un pésimo abastecimiento de energía eléctrica y una rudimentaria red de comunicaciones. Para su construcción y mantenimiento, la empresa estadunidense Brown & Root Services pagó a los trabajadores locales entre uno y tres dólares la hora “porque no quieren inflar la economía local pagando salarios más altos”. Todo parece indicar que la base Bondsteel podría reemplazar a la base de Aviano, en Italia y, en las próximas décadas, llegaría a ser el eje logístico del control estadunidense para el transporte de petróleo desde Azerbaiyán hasta el Adriático, y también de las futuras actividades corporativas y militares de Estados Unidos en el golfo Pérsico.


Las tropas internacionales de paz, que hoy administran Kósovo, poco tienen que ver con la restauración de la sociedad multiétnica, o con la reconciliación y resolución de conflictos: su actividad consiste en proporcionar apoyo a Estados Unidos para sus planes de control geoestratégico de los recursos energéticos de la zona. Además del tráfico de mujeres, heroína y armas, la región sufre recesión en su desarrollo económico y social, y las relaciones interétnicas han empeorado como nunca, todo lo cual parece irrelevante para la política exterior estadunidense, prepotente, militarizada y corporativa, especialista en exportar conflictos para la expansión de sus intereses.


Sorprendentemente, a principios del siglo XX, el ochenta por ciento de la población kosovar era serbia ortodoxa y el veinte por ciento restante, una minoría islámica de sunitas albano-kosovares. Gracias a la poligamia islámica y a la monogamia ortodoxa, la población islámica creció casi exponencialmente, hasta llegar al punto de que, a principios del siglo XXI, la población albano-kosovar representó el noventa y cinco por ciento de la población, frente a menos del cinco por ciento de los serbios ortodoxos, proletarización que no implica que el territorio poblado por la antigua minoría de origen migrante pueda exigir una posterior autonomía. ¿O sí? (Constan los malabarismos verbales de Condoleezza Rice y la Unión Europea: “El asunto de Kósovo no es antecedente para ninguna otra situación similar”, no sea que los migrantes mexicanos en Estados Unidos, o los vascos en España y Francia quieran proclamarse independientes, faltaba más: eso no es parte del Plan.)


Cuando Estados Unidos habla de la defensa de los “valores democráticos”, del respeto de cada pueblo a la autodeterminación y otras cosas por el estilo, o de que un país ha desarrollado peligrosas armas nucleares y biológicas, nunca debe creérsele: debe rastrearse la miga para entender lo que verdaderamente quiso decir. ¿Desde cuándo Estados Unidos apoya a los musulmanes, cuando su política exterior es beligerantemente antiislámica? La respuesta es simple: desde que diferencia entre nuestros musulmanes y los otros musulmanes, es decir, entre quienes le sirven diligentemente, como los turcos y los albaneses; entre quienes se vuelven respondones, como los iraquíes y los afganos; entre sunitas y kurdos.


La historia de las atrocidades recientes en Kósovo no son los partes de una guerra: después de la supuesta paz iniciada en 1999, por la que Kósovo se convirtió en un protectorado, surgió la mayor cantidad de pogroms tolerados por las fuerzas de ocupación: los islamitas de origen albanés tuvieron permiso y fueron alentados para destruir edificaciones civiles y monumentos ortodoxos, así como para atacar a la población serbia. ¿Distracción, impotencia, incapacidad, o miedo de las fuerzas ocupantes? Más bien, connivencia. ¿Cómo irán a pagar Albania y sus pequeños pero destructivos esbirros los favores del Imperio? Los albaneses no deben olvidar que, no hace mucho tiempo entre los años setenta y ochenta del siglo pasado, Afganistán e Irak formaban parte del pequeño grupo del islam “apapachado” por Estados Unidos: hoy, ambas son naciones que cayeron de la gracia cesarista y se encuentran en ruinas, con muchas de sus personas en calidad de secuestrables, carne para alimentar la prisión de Guantánamo.


Antes de llegar a este punto de la pesadilla representada por la peligrosa amistad con Estados Unidos, aparecerán en Kósovo nuevos Hussein, Bin Laden y corrompimiento regional, nuevos “líderes” enriquecidos súbitamente y la irrupción de mafias. Después, si fuera necesario, una guerra de ocupación en las cercanías con una malhumorada Rusia. Lamentablemente, todo esto suena a más guerra, no a mayor paz. Hoy, a Kósovo se le pueden recordar estos dos versos de López Velarde: “El Niño Dios” te escrituró un establo y los veneros del petróleo el diablo.” Y el Diablo que quiere engullir esos veneros tiene nombre: Estados Unidos.


*Aleksandar Podunavac Milic… (Mayo/16/1949)… Escritor… Analista… Especialista en transporte por carretera y logística… Jubilado… Lugar de residencia Chile… Libros escritos: ‘Serbia’, ‘La Otra Historia’, ‘Se puede bajar de manera gratuita desde Dropbox’… Director Regional General de ‘ArgosIs-DRG Unión Europea: argosisdrgunioneuropea@yahoo.com... Miembro de ‘ArgosIs-Internacional’: http://www.argosisinternacional.com


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