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Turquía: La Turquía de hoy, un problema mundial

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    argosisdirector
  • 9 may 2021
  • 8 Min. de lectura

TURQUIA… ARGOSIS: MAYO 02 DE 2021

xSavvas Kalèndéridès*

Colaborador

Voltairenet.org

(El presidente turco Recep Tayyip Erdogan amenazó públicamente a la Unión Europea, ‎augurando incluso los atentados perpetrados en 2015 y en 2016, en París y Bruselas.)

Turquía escapa nuevamente a las consecuencias de sus actos, vinculados esta vez al ‎conflicto en el Alto Karabaj, aunque ahora parece estar de nuevo en el colimador del ‎Pentágono, deseoso de destruirla, como ha venido haciéndolo con los demás Estados del ‎Gran Medio Oriente. Precisamente ese es el problema. Si Turquía está hoy en peligro ‎de ser blanco de una guerra no es porque se quiera eliminar su ideología racista sino ‎con la intención de proseguir la «guerra sin fin» del Pentágono. Debemos ‎tener bien claro quién es el enemigo. Y no es el voluble presidente turco Erdogan, ni ‎su país, Turquía con su aliado Azerbaiyán. El verdadero enemigo es la ideología ‎supremacista y racista del lobo de las estepas.‎


Turquía ya se ha convertido en un problema mundial, aunque Estados Unidos, la Unión Europea ‎y Rusia simplemente se niegan a aceptar esa realidad. ‎


Explicaremos aquí por qué Turquía es un problema mundial. ‎


El mundo abandonó las ideologías totalitarias porque ensangrentaban la humanidad. El fascismo, ‎el nazismo, el comunismo [1] tuvieron ‎cada uno su fase de pruebas y la historia los dejó de lado. ‎


La única ideología totalitaria que aún perdura es el racismo turco, que adoptó formas diversas ‎durante el siglo XX, como el racismo nacionalista (e islamista) de los Jóvenes Turcos de Mustafá ‎Kemal Ataturk y de los Lobos Grises, y que en el siglo XXI ha adquirido igualmente fuertes ‎características islamistas, bajo el régimen de Recep Tayyip Erdogan. ‎


Esta ideología totalitaria perpetró el genocidio iniciado contra las poblaciones cristianas de ‎Anatolia, que alcanzó su punto culminante entre 1914 y 1923 [2].‎


Todo el mundo sabe lo que sucedió en aquella época, sobre todo en Estados Unidos ya que ‎diplomáticos estadounidenses como Henry Morgenthau y George Horton describieron en sus ‎informes y en libros los sangrientos acontecimientos de entonces. ‎


Esos acontecimientos se conocieron también en Inglaterra que, después del Armisticio ‎de Mudros, había tomado el control de la capital del Imperio Otomano, Constantinopla, y ‎obligado el sultán –a pedido de los armenios– a instaurar tribunales militares para juzgar a los ‎instigadores del genocidio. Cuando los nacionalistas se sublevaron en Turquía, después ‎de las primeras condenas a muerte y de su aplicación contra los instigadores del genocidio, ‎Inglaterra trasladó los acusados a Malta, donde continuaron los procesos. Pero cuando el Reino Unido «se puso de acuerdo» con Mustafá Kemal, Londres puso fin a aquellos procesos, ‎intercambiando los acusados por 4 oficiales británicos que las fuerzas de Mustafá Kemal habían ‎arrestado en la ciudad de Van. ‎


En todo caso, toda la documentación de los procesos que se desarrollaban en Malta ‎se encuentra hoy en Reino Unido, y los británicos conocen mejor que nadie lo que realmente ‎sucedió en aquella época. ‎


Reino Unido tuvo un papel clave en la redacción del Tratado de Lausana, que determinó la ‎fundación de la República de Turquía. Los británicos adoptaron por demás a Mustafá Kemal ‎como su favorito. Según los detractores turcos de Mustafá Kemal, que lo describen como un ‎agente del imperialismo británico, este personaje –primer presidente de la República de Turquía– ‎en realidad violó el célebre Juramento Nacional [3] ya que cedió Kirkuk y Mosul a ‎los británicos, abolió el califato y desislamizó Turquía, creando allí un «Estado laico». ‎Por consiguiente, el Imperio Británico, que como resultado de un acuerdo con Mustafá Kemal y ‎Ismet Inonu había adquirido una gran influencia en Turquía, no pudo o no quiso determinar las ‎responsabilidades en cuanto al genocidio perpetrado contra los griegos, los armenios y ‎los asirios. ‎


Estados Unidos no figuraba entre los negociadores del Tratado de Lausana, así que ‎no lo firmaron y, según la bibliografía turca, Washington se negó hasta 1927 a reconocer la ‎República de Turquía, precisamente a causa de los crímenes habían cometido miembros de los ‎Jóvenes Turcos y partidarios de Mustafá Kemal y por considerar que se trataba de un Estado ‎surgido como resultado de crímenes contra la humanidad. En aquella época prevalecían en ‎Estados Unidos el pensamiento de Woodrow Wilson y los valores universales humanistas. ‎


Pero, después de la Segunda Guerra Mundial y de la creación de la OTAN, Estados Unidos ‎se apropió la influencia geopolítica que el Reino Unido había en Turquía, «olvidó» entonces ‎aquellos crímenes y pasó por alto las políticas genocidas y de limpieza étnica que Turquía siguió ‎aplicando [4].‎


(El presidente de Azerbaiyán, Ilam Aliyev, se exhibe ante los cascos de soldados ‎armenios que combatieron en el conflicto del Alto Karabaj.)


Así ha transcurrido más de un siglo marcado por esa ideología, una ideología de cero tolerancia ‎ante todo lo que no es turco y musulmán, una ideología aún sigue perpetrando limpiezas ‎étnicas y tratando incluso de modificar las características de todo un pueblo. ‎


El sistema de poder en Turquía es tan duro e inflexible que no permite que se ponga en duda la ‎ideología racista del nacionalismo turco, la cual, aunque sigue siendo portadora de la ideología de ‎la yihad –la guerra santa en nombre del islam– ha comenzado a tomar progresivamente, bajo el ‎régimen de Erdogan, las características de una ideología islamo-fascista. ‎


En Turquía, todos los partidos asumen esa ideología, con excepción del Partido Democrático de ‎los Pueblos (HDP), políticamente de izquierda y surgido del movimiento político kurdo. O sea, ‎la asumen hasta los partidos de izquierda, que aunque no la defienden abiertamente tampoco la ‎cuestionan. ‎


Si algunos creían que lo anterior podía ser una afirmación exagerada, es posible que ahora, luego ‎del reconocimiento por parte de Estados Unidos del genocidio perpetrado por los otomanos ‎contra los armenios, se den cuenta de que las cosas son exactamente como las describo. ‎


Todos los partidos turcos condenaron a Estados Unidos por haber reconocido el genocidio, ‎exceptuando sólo el HDP, que exhortó el gobierno y el Estados turcos a reconocer ese ‎vergonzoso crimen. ‎


Y, como si de algo natural se tratara, todos los partidos turcos condenaron entonces al HDP, ‎incluso el partido reformista de Alí Babacan, que prometía entre otras cosas una solución para el ‎problema de los kurdos –uno de sus altos responsables llegó dirigirse a los kurdos diciendo: ‎‎«Ustedes también correrán la misma suerte, para terminar». ‎


Si se estudian las declaraciones de los políticos kurdos sobre el genocidio, es imposible no sentir ‎horror. Son un llamado al salvajismo y la barbarie. ‎


El propio consejero del presidente Erdogan para los temas históricos, Murat Bardaksi, declaraba ‎en el pasado que los archivos muestran que 950 000 personas murieron en las deportaciones ‎de armenios y que se trataba de un genocidio. Ese universitario es hoy consejero del presidente ‎Erdogan y es imposible que no le diga la verdad, así que Erdogan sabe lo que sucedió. ‎


Todos los políticos y universitarios turcos también conocen muy bien la verdad sobre la ‎planificación del genocidio contra los armenios por parte de los neoturcos y de los partidarios de ‎Mustafá Kemal. Sin embargo, defienden apasionadamente algo que constituye un crimen contra la ‎humanidad e incluso achacan la responsabilidad… a las propias víctimas. ‎


El hecho es que, cuando alguien defiende de manera tan absoluta un crimen tan deleznable es ‎porque está dispuesto a cometer otros crímenes que amenazan la «pureza» de la nación turca y ‎de la sociedad musulmana sunnita de Turquía. ‎


Así que estamos hablando de un Estado que tiene como elementos constitutivos de su fundación ‎la muerte y la destrucción, el genocidio y la limpieza étnica, de los que no logra deshacerse. ‎


Lo que hoy sucede, mientras escribimos este artículo, en Afrin, Tall Abiad y Ras al-Ayn contra los ‎kurdos es una copia al carbón de la política ya aplicada en otros genocidios y limpiezas étnicas. ‎


(Luego de haber utilizado una compañía británica de productos textiles ‎para comercializar imitaciones de artículos de marcas internacionalmente conocidas, el turco-‎chipriota Ersin Tatar se refugió en el norte de Chipre, donde preside un gobierno de ‎ocupación militar turca instaurado en el territorio de un país miembro de la Unión Europea.)


Lo que sucede actualmente en Kobane (la localidad de Ain el-Arab, en el norte de Siria), también ‎contra los kurdos que habían expulsado de allí al Emirato islámico (Daesh) y a los terroristas ‎yihadistas, los cuales perpetraron masacres con el apoyo de Erdogan y de su bárbaro Estado, es ‎una repetición de las prácticas de pasado brutal y sanguinario del Estado turco. ‎


Y las amenazas que los turcos han proferido sobre el asunto, dirigidas incluso a Estados Unidos, ‎muestran que Turquía, dado el hecho que se mantiene impregnada de esa ideología racista, es un ‎problema mundial. ‎


Es un país que no sólo no ha renunciado a su pasado sanguinario sino que además lo perpetúa ‎obstinadamente y cuyo sistema político apoya tales prácticas. ‎


Es un país que arremete contra Estados Unidos, la primera potencia del planeta. ‎


Es un país que, en lugar de inclinar la cabeza y arrodillarse ante el recuerdo de los millones de ‎muertos que provocó, cuestiona hasta la existencia misma de la República de Armenia, afirmando ‎que fue creada en tierras otomanas robadas. ‎


Es un país que ha invadido militarmente Chipre, Irak, Siria, Libia y el Alto Karabaj. ‎


Es un país que amenaza directamente a Grecia, con la «Patria azul» y la mayor flota de barcos ‎de desembarco del mundo, que apunta claramente a la ocupación de las islas griegas mientras ‎que la OTAN hace el papel de asno ignorante y declara que en esa zona no existe ningún ‎problema. ‎


Sí, ese país constituye una amenaza mundial ya que, debido a su extensión y a que puede arrastrar ‎otros países musulmanes en esa locura política, amenaza decenas de países y pueblos y por ende ‎es una amenaza para la humanidad misma. ‎


Espero que después de la salvaje reacción del conjunto del sistema político, de los universitarios y ‎de la sociedad turca misma ante el reconocimiento del presidente Biden sobre el genocidio que los ‎otomanos perpetraron contra los armenios [5], los más escépticos de la comunidad internacional y en Grecia hayan quedado ‎convencidos. ‎


Aunque tengo mis dudas en cuanto al señor Irakleidis, las señoras Repousi y Giannakaki [6] y el señor Filis.‎


Nota del Autor: No creo que María Giannakaki haya enviado al embajador de Turquía en Atenas ‎un telegrama de condolencias por el reconocimiento del genocidio. Y lo digo porque ella fue la ‎pionera de lo más racista, prokemalista e inhumano en Grecia, esforzándose por evitar que ‎se incluyera el genocidio contra los griegos de Anatolia en el proyecto de ley antirracista que ‎criminalizaba la negación del genocidio. ‎


*Savvas Kalèndéridès General de brigada en el ejército griego, dimitió en 2000, después de que la CIA, el Mossad israelí y el MIT turco capturaron al líder kurdo Abdullah Öcalan. Kalederides se encontraba en misión en Nairobi (Kenya) por cuenta de los servicios de inteligencia de Grecia. Muy popular en Grecia y Chipre, es autor de numerosos trabajos de análisis geopolítico y dirige la editorial Infognomon, así como el sitio web InfognomonPolitics.



*Director de Voltaire: Thierry Meyssan (Francia)… Intelectual francés, presidente-fundador de la Red Voltaire y de la Conferencia Axis for Peace… Sus análisis sobre política exterior se publican en la Prensa Árabe, Latinoamérica y Rusa… Voltaire: http://www.voltairenet.org/es – Colaborador de la Agencia de Información ArgosIs-Internacional: http://www.argosisinternacional.com...


“La sociedad no puede ser enemiga de sí misma... Si un medio de comunicación no está aportando y contribuyendo a la elevación educativa, cultural y espiritual de todos sus miembros merece ser cerrada, así de simple... Debido a que la propiedad de los medios de comunicación no es la libertad de expresión de la sociedad”... ‘ArgosIs-Internacional’ es una Agencia de Información en la Red, de carácter social (POR AHORA) con sede en la Ciudad de Miami, Florida, Estados Unidos; fundada en 1991… Web: http://www.argosisinternacional.com… Miembro de la ‘Federación Latinoamericana de Periodistas’ (FELAP)… Web: http://www.felap.info...


…Este Artículo, Declaración, Documento, Etc., seleccionado para su publicación, necesariamente no tiene que reflejar en su totalidad nuestra Línea Editorial… Nuestro propósito es establecer el vehículo de información que les permita a los demás formarse su propio criterio, especialmente en los acontecimientos políticos, económicos, etc., que inciden, directa y/o indirectamente, en cada uno de nosotros… "La educación y la instrucción no consisten en rellenar la mente de ideas ajenas, sino en estimularla para que produzca sus propias ideas"… Ahora les corresponde a ustedes hacer sus propias conclusiones… Participe y opine con razonamiento…


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